lunes, 20 de noviembre de 2017

EL DOLOR IMPOSIBLE



Un avión zumbó en lo alto del cielo, mi grito se ahogo en el vacío. El viento me golpeaba con furia, tanto que haría perder mi equilibrio desde el borde del acantilado. Pero aún así, me aferraba con fuerza a esa mano que me sostenía sin sostener, observé esos ojos acuosos que me miraban desde un universo que yo no entendería…Ojos perdidos en un segundo de algún buen recuerdo.
Y así seguí observándola, con el  vestido que se le pegoteaba a ese escuálido cuerpo que muchas veces fue mío, con el cabello sucio ondeando y cubriéndole gran parte de la cara;  Quería gritarle, pedirle que no me dejará caer, pero ya no tenía la capacidad de escucharme. Yo,  para ella había mutado en algo que ni siquiera alcanzaba para la sombra de un fantasma…Entonces supe que ya no significaba nada para la enajenada criatura.
La noche anterior no vislumbre acto fuera de lo común en ninguno de sus movimientos, es más, hablamos como de costumbre, a pesar del daño que me provocaba desde hace algún tiempo. Ahora que recuerdo, quizás hubo una frase que influyo en el hecho que esta mañana, despertará atada de pies y manos, sobre una sucia y raída frazada en el suelo de mi habitación. Sólo un par de palabras que nunca hasta ese minuto me atreví a espetarle en su extraño rostro deformado por la locura.
Ahora, ya en desesperación total, luchando entre aspavientos porque de su mano ya me deslizaba como arena, solté una lágrima, la última que me permitiría delante de ella.  Abajo, el mar me reclamaba a gritos salados, a esas alturas mi cabeza se encontraba pesada y caliente, el verano se había posado con fuerza sobre mí; En ese momento fue que sus ojos se entornaron hacia la que sujetaba, sentí miedo, su rostro, se volvió más viejo, cansado y silencioso. Tartamudeó palabras mentirosas, no pude distinguir cuales eran, pero sé que mentían.
Segundos antes de despedirse y lanzarme al mar me miró fijo y pronunció con gutural voz:
-…también me es imposible vivir contigo, pero me gusta tu mundo y no lo quiero dejar, eras tú o yo, desde hoy te suelto, eres libre, vuela, aléjate y tortura a otro.-
Y así fue que cayendo sobre una roca sentí mi último dolor, al partirme la parte posterior del rostro; Y así fue que me dejó con palabras a medio bordar:
“¿Qué puedes hacer, cómo puedes ser más cruel, cuál será la diferencia ahora? ¿Qué me dirás para que entienda tu miseria? Nada acerca de lo que me hagas pensar me hará sucumbir ante ti. Tanta vanidad, tanto odio, tanto de ti...Ya no soporto nada, nada de ti.
Empújame mil veces quieras, yo te seguiré empujando otras dos mil, así estaremos en este juego eterno con las manos entrelazadas a ver quien cae primero.”
Y así fue, que desde aquí sigo observando como en el borde del acantilado dos personas juegan a ser balancín…Y así fue que desaparecí como las golondrinas.

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