miércoles, 16 de marzo de 2016

EN LO ÍNTIMO DE MIS HUESOS


Cae la noche y ya voy quedándome casi muerta en esta irrealidad.
Me abandono al suspenso que se supone va en el extraño color de las lágrimas de este cuerpo, que es la segunda piel que mitiga la ausencia de la ausencia.
Y es la oscuridad que migra de una soledad a otra, como un soplo inexplicable que necesita escuchar de esos ecos para cerciorse de la voz "Te extraño...año a año y año"; Pero si apenas un dolor llegué a este silencio y no es la página en blanco la que me tiembla, sino aquel nombre que está a punto de memoria.
Las horas avanzan como réquiem para este cadáver prematuro, y que se sepa que aquí comienza mi viaje, donde a menudo aparecen las imágenes encubiertas por palabras que no se alcanzan, que no coinciden, y sólo se multiplican en latidos de la mala suerte o la buena muerte, como amuletos de niña extraviada. Ya tampoco se pueden desandar los rostros para reconocerlos nuevamente, ni repasar los restos de lo no pronunciado, sólo queda desviar las pequeñas alas por la ventana que une pactos en los que registro con precisión de relojero, mis sueños y antojos, ésos que tienen aroma, textura, tanto de tanto que se alteran en su estructura molecular cuando el tiempo se tuerce y me ahueco en el espacio entre ellos; Los manipulo, los atravieso con mi dedo, estudio sus relieves, sus gestos y hasta la palidez de mi sangre que ya está inmóvil y no intentará reanudarse en su pulso.
Mi mente rota me regala años luz que no me devuelven a mi luz, mientras me mecen las sombras como potro borracho, y yo he de hacerme un vestido muy hermoso con las letras que lloran de mis dedos, porque ya he de saberme "La inconsolable", la pequeña muerta que huye con su caja de recuerdos y para evitar olvidos los etiqueta bajo "No hay nada que me libre de este peso". Allí esperaré que se cierre la mano para atraparme con el momento, así cuando me vaya, podrán amaestrarme, así también, trataré de deshabitarme algunos días cual caracol triste.
Entonces, se precisa viajar al mundo del irás y no volverás, porque las distancias no miden lo mismo de noche y de día, tampoco miden lo mismo las distancias llenas y las vacías.
...Se crea el silencio perfecto hasta las primeras del alba, donde en un grito reaparece la pregunta eterna "¿A quién le reclamo el pensamiento de desconsuelo al sentir que colores ya me vuelven a la piel?".

lunes, 7 de marzo de 2016

OJOS DE MIEL



Los temblores no cesaban, la fiebre altísima hace 2 días le oprimía los sentidos; Mariluz nunca pensó que así sería el asunto. No lo hizo por voluntad, fue obligada. "¿Qué pensaría Zutanita o Menganita?" le trataron de convencer y como no dejo cubrirse de ideas tontas, lo más sensato que encontraron fue tomarla por la fuerza y llevarla aquel sitio, que congelaba.

Los primeros momentos fueron horribles, si seguían escarbando perdería la conciencia, dolor abrasador y penetrante. El olor a químicos le tenía sumergida en los ojos de su amante ya ido. ¿Por qué no le dejaban conservar ese recuerdo? Ya había sufrido bastante. Los minutos avanzaban como drogados, a tropezones...Una vez terminado todo el asunto aquel, la ayudaron a ponerse de pie, las tías concluyeron la transacción con una mujer de blanco. Ella, pobre y destruida, tanto por fuera como por dentro, arrastró los pies hacia la puerta, temblaba, el brillo en sus ojos quinceañeros se había extinguido.
Le acababan de arrancar el hijo de las entrañas, ese pedacito de carne que crecía día a día en ella. El hijo, que si hubiese venido a este mundo, de seguro tendría los ojos del amante, ya el recuerdo se le esfumaría. La noche lluviosa del accidente, a ella sólo le operaron la pierna que atrapada entre las latas estuvo a punto de ser amputada. Su amor, el de los ojos dulces, quien iba a su lado, murió mirándola fijamente. Esa mirada era la que quería en su ya inexistente hijo.
Ya habían salido del lugar, y ahora esperando el taxi de vuelta a su casa, se pregunta para sus adentros con la mirada perdida: "Tías ¿por qué no dejaron quedarme con él? ¿por qué no dejaron que conservará un recuerdo de mi padre?".

viernes, 4 de marzo de 2016

ENTRESUEÑOS



Ayer la mataste en un bello y tranquilo sueño, en el que parecía embriagada de algo similar a la felicidad; La apuñalaste en un triste y último abrazo, en ese preciso instante comenzaron tus noches de insomnio.
Al principio no te diste cuenta que lo causaba, pero luego de la primera “visión” en que subías descalzo una montaña y con los bolsillos llenos de piedra, la veías en la cúspide con su cara donde se dibujaba una leve mueca un tanto desencantada e irónica, pues al fin y al cabo se sentía profundamente sola y quería llevarte con ella; Y tú pensando en que ya la habías abandonado del todo, que habías quebrado en mil pedacitos  lo único que te quedaba, su recuerdo.
Afligido por las circunstancias, te entregaste a tu obligada rutina de café hasta las tantas, y descontrol, golpeándote la cabeza contra las paredes de esa horrida habitación plagada de sudores de antaño. Ya nada te animaba ni te daba fuerza necesaria para continuar las siguientes y siguientes horas, no recordar nada de nada no era tu problema, y optaste para que la ambigüedad se adueñará de ti, de tus actos, de todo, todo lo que envolviera tu nombre.
Así se sucedieron los minutos de tu pasar, pero llegó cierto día en que el cansancio te carcomía desde adentro y amenazaba tu existencia, sólo basto un leve pestañeo para ver la luz de algún extraño sol, reflejarse en sus carnes desnudas, manchadas de la culpa de asesinarla tanto en vida como en sueños, porque ya no te quedaba más remedio. Sacudiste la cabeza enérgicamente y te propusiste a emprender aquel viaje que tanto habías postergado.
En una calurosa tarde, sentado, más bien desparramado en el suelo de la cocina, te abriste los brazos en canal, y te fuiste, pero cuando llegaste, ella te esperaba, porque lo que no recordaste es que los muertos no sueñan porque su realidad ya es un sueño.