Avanzaba a través de la
noche, en el silencio, la luna lo guiaba a través del solitario camino.
Entonces oyo una carcajada dantesca que lo ocupó todo, su piel se erizó. Detuvo
el paso y allá a lo lejos, entre mar de árboles pudo adivinar figuras, más que
figuras eran sombras irreconocibles, que comenzaban a acercarse, tratando de
rodearlo y atraparlo; Consiguió zafarme entre tirones pero aquellas sombras lo
siguieron y a la luz de la luna pudo notar que todas se le parecían. Para
sobrevivir a aquella pesadilla, golpeo a muchos de sus fantasmas; Ya corriendo
en dirección opuesta a lo que en principio era su rumbo, en la lejanía los ecos
de risas lo golpeaban junto con el frío viento, hasta que cesaron, entonces
supo que ya todos sus miedos habían dejado de seguirlo y al fin pudo recuperar
el silencio.
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