jueves, 14 de diciembre de 2017

LA MUERTE DE LOS MUERTOS


Por un ancho corredor vi alejándote, con tanta prisa, que no podía adivinar la mirada precisa porque tus ojos estaban ocultos. Me quedé parada en el umbral, con la palabra en los labios. No volteaste, eso dolió más.
Mientras te alejabas, a tu encuentro salían extraños. Mucho alboroto alrededor. Por un minuto detuviste tu marcha, y regresaste tus pasos hacia mí. Pero no llegaste a mí, me atravesaste, no pude sentir ni siquiera tu alma.
Quise alcanzarte, pero al girar sobre mis tobillos desnudos, con horror me di cuenta que en la frente de otra depositabas un beso al tiempo que le decía:
- ...Serás recuerdo presente - . Me acerqué, y caí de rodillas vencida, al darme cuenta, que la que recibía tu beso era yo, que acomodada entre acolchadas paredes, dormía rodeada de cirios, dentro de un esmaltado ataúd.

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