jueves, 14 de diciembre de 2017

DESNUDA ENTRE LOBOS


Los días empezaron con el mismo frío de siempre, y todo se convirtió en cenizas como solía suceder.
Se acercó a la ventana y vio como la muerte se pintarrajeaba en cada esquina "¿alguien me escuchará gritar desde aquí? que por favor desande sus pasos y venga a mí, a este ser con el alma ya vieja y el corazón medio destrozado."
Muchas tardes pasó sentada a la luz de sus demonios observando como las hojas moribundas caían de los árboles; Muchas tardes, atrapada en ese débil cuerpo que la desgarraba desde adentro y le contaba mil historias hasta desnudarle los huesos. Y era esa dificultad del enfermo mental promedio, la que bordeaba entre lo armónico y caótico, en el sinsentido de esa luna que la estremecía, ahogándola entre lo puro y lo sucio que se escondía en su verdadera naturaleza. Esa cómplice perversión que murmuraba en el fuego del dolor más fuerte que se pueda sentir.
La danza comenzaba junto a un millón de sombras que emergían de su habitación, con ojos rojos y manos grises; En esos momentos se volvía más callada, una simple espectadora que dudaba si podría dar ese último paso, esa breve luz que la haría escapar de la tortura de saberse apagada en las profundidades agonizando en las mentiras.
Y en tiempos cortos se contemplaba, ya sabía de sus últimos minutos entre esos muros "puedes concentrarte en todo lo que tengo, pero créeme que no tengo nada"; Llegó el majestuoso segundo, mientras fuera el mundo giraba y giraba incontrolablemente en su plano mortal. Miró con curiosidad a los allí presentes sintiendo una indescriptible sensación de confusión, pero ya sus recuerdos rojos se le agolpaban y era imposible huir, ya estaba hecho, sólo le quedaba abrir más aún la herida para recibir aquel secreto beso que por siempre había deseado...

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