Vivimos albergados en tu sombra, sorbiendo tu
dolor, cantando angustias. Buscamos alegrarte el paso de las horas visitando
quimeras y lunas sumergidas, catedrales góticas y soles de estío..., No
quisiste darnos un nombre, pero nosotros nos autoproclamamos como Legión, somos
muchos.
Y llegaron los doctores. Se dijeron tus amigos,
pero te tenían a punta de voltios. Te desnudaban para entrar en tus más íntimos
rincones y encontrar que eras
inmanejable, salvaje como un gato acorralado.
Entre las paredes blancas del encierro,
averiguamos que el tiempo era flexible. Aprendimos que el temblor en las
rodillas también era nuestro cuerpo y el dolor podía separarse de la entraña y
disgregarse. De remolino se nos hizo la memoria. La ventana hacia la calle era
remota y el mundo nos pintaba de revés. ¿Qué había en la mirada del amor cuerdo
cuando éste llegaba a visitarte y te rompía en mil pedazos para luego tener que
remendarte?
Si pudiéramos recobrar cuanto los
electrochoques nos robaron, habría un nuevo universo ante nuestra puerta. Pero
los jirones de tu recuerdo que nos quedan son sólo ecos minerales, destellos
inconexos.
Bienvenida a los benévolos calmantes y al
carrusel interno que trepaba por tu sangre, y que acabó por detenerse. Nos
encontramos en el silencio y nos volvimos murmullo. Le decías a todo que sí,
que buenos días, por favor y muchas gracias. Te sentaban a la mesa con gente
decente para terminar hablando de tus tratamientos y del último grito de la
moda. Habías olvidado que la música a veces era verde transparente y que el
tiempo resbalaba como en burbujas.
Era inevitable que llegase, el tiempo, las
circunstancias, muchas y extrañas circunstancias; Alejaron de tu piel a esa mano
que amante te acariciaba el cabello mientras dormías. Lo viste de lejos,
agitarte la mano y decirte adiós, o al menos eso creíste. la verdad es que
nosotros lo vimos desaparecer por la calle, sin siquiera voltearse un segundo a
contemplar a la enloquecida.
Te confesamos que lo vimos un par de noches
dormir sentado, sosteniendo entre las manos una pequeña pistola, te tenía
miedo, por eso se largó. Como no nos creíste, te pusimos frente al espejo y te
mostramos...Y en esa verdad se coló el oculto juego de infidelidad en que él y
la vecina de frente participaban. Caíste de rodillas, con el llanto ahogado en
un suspiro; Tuvimos que llevarte a la rastra hasta la ducha. En el ir a buscar
toallas con que secarte, ni cuenta nos dimos de donde diablos sacaste el
cuchillo y en que momento te lo clavaste en pleno pecho. Y el mundo se te vino
abajo. Te quebraste y nos llevaste en línea recta hasta el infierno, al
desierto en tu corte de espejismos, al nombre más profundo de la tierra. Te
desplomaste y mezclaste en tu propia sangre. La calidez del ritmo persistente
se abrió paso hasta tu corazón.
Conocimos tu pensamiento final: "Me
rompiste la cabeza, como si tratarás de entender lo que me había pasado. Y
luego me trajiste aquí...¿Por qué, para qué?".
Y así nos diluimos en tus gotas de sal roja, esas últimas lágrimas bien
lloradas; Con todo que somos Legión y somos muchos...¿Por qué nunca quisiste
darnos un nombre?
el 77 nombres... veo que sabes mucho... pero los 77 saben todo... incluso si nadie ve lo que escribimos ...
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