jueves, 19 de junio de 2014

ASESINATO DE CUERVOS EN FUGA (Nº 3)

 



Casi siempre la palabra salía pero a veces se negaba.
Pero esa noche a la luz de la luna, y con sus ojos de plata, sonrió con labios ensangrentados mostrando los dientes; Y ella, asustada, horriblemente asustada, lo siguió contemplando con lágrimas rodándole por las mejillas afiebradas, preguntándose una y otra vez si aquel que contemplaba era el mismo que noches anteriores sintiera entre sus piernas, escuchándolo decir "TE AMO"; Si aquel que oscilaba frente a ella, y que parecía un cadáver vuelto de la tumba con sus facciones convertidas en una helada máscara de brujo que representaba el odio y el asesinato, si aquel, aún la recordaba de las tardes de otoño y del calor de verano.
Pero no, no fue así, él la tomo por el pelo y le acercó la cara roja y llorosa a la suya, el olor metálico de la sangre podía olerse a centímetros, la atravesó con esa mirada perversa y siguió sonriéndole con hórrida camaradería.
-...Basta ya... ¡Déjame! Él la soltó, ella cayó sentada sobre la tierra húmeda y se apresuró en escapar trepando a fuerza de uñas. Él no la seguía, permaneció de pie observando entretenidamente como aquella mujer, cubierta de barro, descalza y echa un desastre corría a tropezones y se alejaba entre los árboles.
"¿Quién...quién es ese idiota que se cree muy hombre?" se preguntaba ella, mientras huía entre hierbas y ramas secas. Ya casi sin aliento y con los pies heridos, giró la cabeza para cerciorarse si él la seguía pero en ese micro-segundo chocó contra algo y cayó de espaldas... ¡Los zapatos, los zapatos! ¡Era él! "¡No otra vez, Dios, no otra vez!"...
Retrocedía con codos y talones, pero él se le abalanzó y en un susurro le dijo al oído: "No huyas de mí querida, tu jamás, es mi siempre" y le ahogó la respuesta con un beso repleto de sangre.

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