viernes, 7 de octubre de 2016

LA EVASIÓN


Se asomó a la ventana de su prisión, esa horrenda pieza de motel barato en la que hace 3 semanas se había encerrado, para así olvidarse del mundo y de su propio crimen.
Aún recordaba esa noche en que por sus manos corrió la sangre de la desgraciada criatura; Como se retorcía entre gritos y lágrimas, mientras ella esbozaba sádica sonrisa de oreja a oreja. Luego se dirigió al espejo y se maquilló con esos tristes coágulos de sangre y se vistió con la sombra de la que ya era. Pero no le quedaba muy bien el traje, se sentía vagamente silenciosa.
Esa noche, apoyada contra la pared, resbalando de a poco, dejó que descansarán sobre su regazo las tripas de la infortunada. Sólo una gota salada autorizó para que corriera mejilla abajo, nada más.
Pasadas las horas se sintió desarraigada completamente de aquel jardín. "¿Por qué lo hice, por qué?" se preguntaba una y otra vez.
Ahora, desde la ventana vuelve a evocarse sonriendo - a su estilo - pero sonriendo, dejándose envolver por la calma de la tarde esa funesta noche en la que encerrada en aquella maloliente habitación, cometió el peor de los crímenes, ese pecado con el que debería existir, tal cual es, como fantasma.
Su cuerpo había podido dejar, abandonar, porque lo odiaba, pero la esencia, lo que llaman alma, se había quedado prisionera en el lugar de los hechos, que le atormentaría los días que fuese necesario para acallar la culpa de su propio asesinato...